jueves, 16 de enero de 2014

Hambre para mañana

El Almería se ha caracterizado por discretas actuaciones coperas en Primera 
Siempre cayó en la ronda inicial y la temporada que alcanzó semifinales acabó perdiendo la categoría
PACO GREGORIO |  DIARIO DE ALMERÍA

Minuto de silencio en memoria de hermana de Nelson 

Ningún conjunto profesional que se precie pregonará a los cuatro vientos que ha tirado la Copa o que es un torneo menor, pero lo cierto es que para los equipos modestos la incomodidad que supone el torneo del KO, con un calendario más apretado y exigente para sus limitaciones de plantilla, deriva en prematuras eliminaciones ante rivales de la misma categoría o inferior, como fue el caso del Almería el martes ante el Racing o previamente del Sevilla, equipo que ha levantado el trofeo en dos ocasiones en los últimos años.

De puertas hacia fuera no suele comentarse, pero de puertas hacia dentro todos los entrenadores hablan sin tapujos del quebradero de cabeza que implica una competición cuyo formato está ideado para que se vean en la final los grandes de la Liga, sin apenas margen para la sopresa salvo en las rondas previas.

Durante su andadura en Primera División el Almería no ha sido ajeno a las dificultades que constituye alternar ambas competiciones y basta con echar un vistazo a su participación copera militando en la máxima categoría para certificarlo.

El año del estreno en la división de honor tras el ascenso con Unai Emery, el técnico vasco no puso demasiado celo en superar el enfrentamiento ante el Levante que había deparado el bombo.

2-1 en el Ciudad de Valencia y empate a uno en el Mediterráneo. La eliminación, honrosa, permitió al equipo encadenar la mejor racha del curso en el mes de enero, puntos que luego serían la base de una holgada permanencia.

Un año después, a las órdenes de Gonzalo Arconada, el verdugo fue el Real Mallorca, que se impuso en la isla por un claro 3-1 y de nada sirvió el empate a uno registrado en Almería. Pese al cambio de técnico, con la llegada de Hugo Sánchez el Almería no pasó demasiados apuros para seguir en Primera.

El tercer año, con el mexicano aún en el banquillo, los rojiblancos cayeron a manos de un Segunda, el Hércules, que se impuso en el Rico Pérez por 2-1 e hizo lo propio en la vuelta disputada en el Mediterráneo por 0-1, partido recordado por la escalofriante entrada de Guilherme que dejó lesionado de gravedad a Sendoa.

El cuarto consecutivo en Primera coincidió con la mejor participación copera. Con Lillo al frente se apeó a la Real Sociedad y ya con Oltra se hizo lo propio con Mallorca (debut de Cristóbal incluido) y Deportivo antes de que el Barcelona los despertara del sueño de forma abrupta en semifinales (5-0 y 0-3). Los culés perderían la final del cabezazo de Cristiano en Mestalla. Aquel desgaste trajo consigo el descenso a Segunda. Por eso la Copa para los modestos viene siendo pan para hoy y hambre para mañana.
Hambre para mañana

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