El Racing, que se metió 13 horas de autobús para llegar a Almería, elimina a los rojiblancos de la Copa con un cabezazo de Mariano y otro gol de Durán. La afición local, indignada con la falta de combatividad de su equipo
PACO GREGORIO | DIARIO DE ALMERÍA
Si hubiera que elegir una palabra para ilustrar lo que aconteció durante la primera parte entre Almería y Racing bastaría con decir NADA. Al menos en cuanto a vistosidad para el espectador, porque ninguno de los dos equipos logró disparar entre los tres palos. A decir verdad el cuadro cántabro lo hizo por mediación de Mariano en el minuto 36, pero su acción quedaba invalidada por mano previa, mientras que a Óscar Díaz le sucedía algo similar a la media hora de juego al ver cómo le anulaban un tanto de cabeza conseguido en clara posición de fuera de juego.
Sin nada que echarse a la boca, cabe destacar en el capítulo de variedades un nuevo debut en las filas rojiblancas, en este caso el del zaguero Fran Vélez, que actuó de lateral diestro aunque en el filial viene haciéndolo como central. Le puso fe e ímpetu el tarraconense, tanta que al cuarto de hora ya estaba cargado con una cartulina amarilla, pero dejó buenos destellos con continuas incorporaciones al ataque por su banda.
Es el quinto debutante de la era Francisco en el primer equipo, después de que ya lo hicieran sus compañeros Kiu, Hicham, Dani Romera o Antonio Marín, pues no hay que olvidar que Ramón Azeez ya tuvo unos minutos la campaña pasada a las órdenes de Javi Gracia.
Las lesiones de Rodri, Nelson y Hans, unidas a la sanción de Jonathan, impidieron que el técnico almeriense le diera descanso a jugadores como Óscar Díaz, Trujillo o Aleix Vidal pensando en el arranque de la segunda vuelta liguera el domingo en Villarreal.
El pobre espectáculo derivó en protestas de la afición local a partir del minuto 27, pidiéndole mayor compromiso sobre el campo a su equipo, cuya combatividad fue nula.
El escenario, si cabe, iba a empeorar en el segundo acto. Paco Fernández, técnico racinguista, apostó a todo o nada dando entrada al regreso de vestuarios al marfileño Koné, una clara apuesta de ir a por la elminatoria al mantener sobre el campo a Mariano, su otro ariete.
El movimiento táctico pronto iba a dar sus frutos. El atacante africano, con una virguería realizada en dos palmos, se zafó de la vigilancia de Mané y Raúl García para ceder el balón a Orfila al objeto de que éste lo colgase al área, donde esperaban los centímetros de Mariano para, anticipándose a Trujillo y Silva, batir a Ustari de cabeza.
La tardía reacción de Francisco dando entrada a Barbosa, Hicham y Kiu no tuvo el efecto deseado. Lejos de eso, la sorpresa que ya aconteció en Sevilla tomaba cuerpo con el segundo tanto racinguista, obra de Durán en una acción que refleja lo que fue el partido para el Almería.
El atacante racinguista se coló en el área sin vigilancia alguna para beneficiarse de un saque de banda y colocar el balón en la escuadra, lejos del alcance de Ustari y dejando retratado todo el sistema defensivo unionista, incomprensiblemente relajado.
Con todo, la eliminatoria pudo adquirir tintes de bochorno si no es porque Koné se entretuvo en exceso ante Ustari cuando encaraba al meta argentino solo sin oposición a falta de tres minutos para el final del encuentro.
La eliminación copera le traerá al Almería más bienes que males pero, puestos a elegir, su afición hubiera preferido otro guión en el que los suyos pusieran un mínimo de coraje, si quiera por el sueldo que cobran y no disfrutan los del Racing. Peor aún: la preocupante fragilidad defensiva para visitar Villarreal.
Abucheos y pitos a la indolencia (0-2)
No hay comentarios:
Publicar un comentario