A ver si sonara la flauta

Necesita vencer para animarse y depender de sí mismo
El gol de Aranzubía fue el ocaso en Primera
PABLO LAYNEZ / DIARIO DE ALMERÍA

Hace más de un año, a finales de febrero de 2011, el Almería se jugaba la vida en Primera División. Los rojiblancos acumulaban dos victorias consecutivas en el Mediterráneo ante Osasuna y Espanyol y visitaba el Estadio de los Juegos Mediterráneos un Deportivo de La Coruña que iba cuesta abajo y sin frenos. Parecía la ocasión ideal para acercarse a una salvación que todavía se divisaba lejana. La cosa no pudo empezar mejor, puesto que Piatti adelantó al Almería con un golazo de bandera. El 1-0 se mantuvo durante todo el partido y el cuarto árbitro levantó el tablón: 4 minutos.

Se habían cumplido 3:50 cuando Vargas primer y Bernardello después perdieron sendos balones controlados en el centro del campo. 4:11 y saque de esquina para el equipo gallego. El córner nunca debió botarse, pero se puso en juego y ante la mirada incrédula y desesperada de casi diez mil aficionados almerienses, Marcelo Silva agarra a Alves, que no llega a despejar y Aranzubía, meta coruñés, hace el 1-1 de cabeza. Increíble. El Almería que encajó la mayor goleada del fútbol español en su estadio [0-8 ante el Barcelona] también iba a ser el primero en recibir un gol de un portero en una jugada. Iba a ser el principio del fin en Primera.

El punto no sirvió ni a uno ni a otro. Almería y Deportivo, con más pena que gloria, terminaron descendiendo a Segunda. Los rojiblancos tuvieron más tiempo que los blanquiazules, pero planificaron bastante peor su intento de retorno a la máxima categoría. O la otra teoría que se acepta, los almerienses continuaron con su política de austeridad, mientras que los coruñeses dejaron a un lado sus problemas económicos y formaron un grupo potente, de garantías y con la aspiración de volver a Primera por la vía rápida. A ello ha influido positivamente el hecho de que la masa social del Deportivo creció con el descenso, algo pocas veces visto y que tristemente ni se pasa por la cabeza de los hinchas almerienses.

Por ello, el equipo de Lendoiro está a un paso del ascenso mientras que el Almería está a otro de quedarse fuera de la promoción. El partido de esta tarde se presenta tan transcendental como los últimos nueve en los que los rojiblancos no han logrado la victoria. La suerte que han tenido los de Boquerón Esteban, que confiaba en acabar alegre la jornada, es que sus rivales han fallado y el objetivo del sexto puesto es ahora una realidad. Sin embargo, ya prácticamente se han quedado sin colchón y de no cambiar, llegará el momento en que nadie le echará una mano a los almerienses. Eso o que el garrafal fallo de Acasiete ante el Cartagena, impropio de un central internacional y que tanto daño psicológico ha hecho, haya hecho tocar fondo a un Almería que ahora mismo depende de sí mismo para jugar la promoción de ascenso, un mal menor después del buen comienzo de temporada que debe ser entendido como un gran logro si las cosas se quedaran así.

El Deportivo llega embalado al choque tras haber destrozado las defensas de Celta y Elche, a las que marcó tres y cuatro goles respectivamente. La del Almería, endeble a más no poder, puede ser un muñeco roto en sus manos. Por eso, Vigo ha insistido en la concentración y evitar errores como el de Cartagena o Huesca para tratar de rentabilizar al máximo los goles que pudiera lograr su equipo. La clave ha de estar en cerrar las autovías en las que se han convertido los laterales en las últimas jornadas.

El míster rojiblanco va a repetir convocatoria, y muy posiblemente once titular, del pasado partido. Vigo seguirá confiando en el doble pivote para frenar al potente centro del campo gallego y confía en Corona para tratar de montar las contras con las que se puede hacer daño a un Deportivo que, como buen conjunto de Oltra, tiene entre ceja y ceja la meta rival, pero se suele olvidar de su propia área. Los jugadores almerienses, sabedores de que necesitan a su afición para que supla con su apoyo la falta de moral, han hecho un llamamiento para levantar entre todos al equipo.